Descripción:
El artículo plantea que el conflicto colombiano parece ser un ejemplo típico de una “guerra codiciosa”, y exhibe lazos fuertes entre actividades económicas ilícitas y organizaciones insurgentes. A la vez, argumenta que la interpretación de la guerrilla como una simple expresión criminal ―tal como lo propone Paul Collier― es errónea, incluso en un conflicto tan criminalizado como el colombiano. Para esto, se discuten algunas de las inconsistencias de las tesis de Collier, y las razones por las cuales son inaplicables al país.