Descripción:
Como en otras ciudades modernas, en São Salvador da Bahía el elemento religioso jugó un papel primordial para el imperio en la vinculación del otro –indios y africanos– a un modo de vida urbanizado. Durante el siglo XVII esta ciudad albergaba gran variedad de prácticas devotas, cuyas relaciones se movieron entre la persecución por parte de la corona y la iglesia católica a través de la inquisición, la captura de nativos con argumentos religiosos y la asimilación a través de las fiestas, catequesis, rituales y pluralidad de razas. La identidad y la alteridad constituyeron el motor constante de las praxis religiosas que permitieron a grupos e individuos resistir al orden social y espiritual impuesto por el imperio hispánico