En este artículo se analiza la obra de la artista mexicana Teresa Margolles y se expone la
tesis de que su trabajo se ha posicionado en el mercado global del arte, promovido por la
paradoja permisiva de la institucionalidad del arte contemporáneo. Mediante este mecanismo, Margolles ha exportado, desde la periferia hasta el centro, un arte que enfatiza en las
imágenes de violencia y de muerte, además de convertirlas en objetos exóticos de exposición en museos europeos y estadounidenses. En el texto, se analizan tres de sus obras:
¿De qué otra cosa podríamos hablar? (2009), La Promesa (2012) y El Testigo (2014).
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