Los enfrentamientos que culminaron con el ascenso de gobiernos comunistas en Laos, Camboya y Vietnam a mediados de los setenta, unidos a una profunda crisis alimentaria fruto de factores climáticos, bélicos y políticos, provocaron un gran desplazamiento poblacional a países cercanos y se establecieron campos de refugiados muy precarios en Tailandia protegidos por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). En julio de 1979 el secretario general de la ONU realizó un pedido a la comunidad internacional para asistir a los refugiados y desplazados del Sudeste Asiático. El gobierno argentino, que en ese entonces estaba gobernado por un régimen cívico militar, ofreció la admisión de 1.000 familias. De este modo, la Junta Militar intentaba mejorar su imagen internacional y a su vez aceptaba a refugiados en sintonía ideológica con el ejército, dado que huían de gobiernos comunistas de Asia. Entre octubre y noviembre de 1979 llegaron a Mendoza 25 familias que fueron asistidas por el Comité Ecuménico de Acción Social (CEAS). Este artículo describe las vicisitudes de una de las comunidades exiliadas en Argentina menos estudiada. Focalizamos en la asistencia ejecutada por CEAS y el fracaso de la integración social debido a la escasa ayuda estatal que finalmente provocó que, en pocos años, 22 familias reemigraran.