Political life is configured by a set of processes organized around some institutional spaces and a set of material conditions, but also by a set of subjective and intersubjective representations and experiences that do not have an empirical reference, as long as there are no material processes that become real referents. Political life is organized through things that are seen and constructed by another set of phenomena that do not exist but as representations, but that, nevertheless, have a more or less important weight in the way in which people articulate a set of values from which they judge the political processes and the existence or not in them of some principles. On the other hand, it also exists as a set of representations that people have made as a synthesis of historical experiences, in relation to general ideas. Here I make some considerations on the articulation of these two types of facets around democracy in the current conjuncture.
La vida política está configurada por un conjunto de procesos organizados en torno a algunos espacios institucionales y un conjunto de condiciones materiales, pero también por un conjunto de representaciones y experiencias subjetivas e intersubjetivas que no tienen una referencia empírica, en tanto no existen procesos materiales que se conviertan en referentes de verdad. La vida política se organiza a través de cosas que se ven y construyen, por un otro conjunto de fenómenos que no existen sino como representaciones, pero que, sin embargo, tienen un peso más o menos importante en el modo en que la gente articula un conjunto de valores a partir de los cuales juzga los procesos políticos y la existencia o no en ellos de algunos principios. Por el otro lado, existe también como un conjunto de representaciones que la gente se ha hecho como síntesis de experiencias históricas, en relación a ideas generales. Aquí hago algunas consideraciones sobre la articulación de estos dos tipos de facetas en torno a la democracia en la coyuntura actual.