La autora en su análisis conecta “tres ciudades intercontinentales: Lima (en América), Vejer de la Frontera (en Europa) y Xauen (en Asia), a partir de la usanza del embozado y su gesto de medio ojo” como solían utilizarlo las moriscas españolas según nos explica. De esta manera, Rosas Mayén relata la situación de las mujeres moras, quienes llegaron mayoritariamente en condición de esclavas domésticas a las Américas (y, en menor medida, como labradoras y prostitutas). Sin embargo, también hubo casos excepcionales de mujeres que destacaron, como la morisca Beatriz de Salcedo, esclava, concubina y, posteriormente, esposa del veedor Pedro García Salcedo, quien al enviudar se convirtió en una mujer rica, de linaje y de mucho influjo en la sociedad colonial del Perú, pues fue la primera española oidora de la región andina y también la primera en sembrar el trigo en el Perú.
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