A fines del siglo pasado, Elíseo Reclus denunciaba la triste situación de los campesinos de Colombia. Los pobres, dijo, "están obligados a trabajar como peones siempre endeudados al servicio de los grandes propietarios". Y es que, como en los demás países iberoamericanos, el latifundio, herencia económica y social del coloniaje español, dominaba en la estructura agraria colombiana después de su liberación y aún sigue dominando actualmente con todas las graves consecuencias, que esa forma de propiedad, trae consigo. El libro del doctor Rafael Barrera es una exégesis de este ordenamiento jurídico en el que se planifica la redistribución del agro colombiano, el crédito rural, la asistencia técnica, los precios de garantía y la seguridad de los mercados para los productos agrícolas. Se trata de una obra sistemáticamente desarrollada en la que se parte de los más lejanos antecedentes de la propiedad fundaría en Colombia; se estudia el derecho sobre el suelo a la luz del Derecho Natural y de la doctrina de la Iglesia Católica para concluir que siempre ha tenido el carácter de función social reconocido aun por quienes no ven con simpatía la Reforma Agraria.