El propósito del texto es analizar la incidencia de las prácticas agrícolas locales en la adaptación de procesos sustentables globales, que muchas veces tienen su origen en conocimientos científicos ajenos a los productores, quienes tienen que adoptar los paquetes tecnológicos y las nuevas prácticas productivas que propician la sustentabilidad. Se parte de un concepto de sustentabilidad en el que se considera tanto la rentabilidad económica como el cuidado del medio ambiente. Para analizar esto se compararon políticas y prácticas en regiones de tres países con marcos referenciales distintos: Asturias, en España, regida por la Política Agrícola Común; Michigan, en Estados Unidos, donde el marco que regula la agricultura está contenido en el Farm Bill, y varios estados de México, donde se analizaron programas acordes con los lineamientos de las políticas agrarias del país y otros promovidos por otros actores.