En primer lugar quisiera agradecer la invitación a presentar este libro de Noé: de él porque es acerca de su obra y su persona, y para él porque todos los textos que lo conforman se hallan marcados por el afecto; de hecho Noé tiene tantos amigos que realmente no sé cómo se le fue a ocurrir -a él o a Graciana- que yo participara en esta presentación, aunque tal vez pueda pensar en una razón: en estos tiempos, en los que nos parece importante no perder la memoria, en los que no queremos enterrar (en un pasado sin palabras) cosas que bien podríamos considerar innombrables, en los que no queremos un pasado mudo, sino uno que nos hable y -en esa precisa medida- que nos forme y conforme; en este contexto de recuperación de los recuerdos y la memoria; en este contexto donde museo y memoria viva coinciden, tal vez podríamos pensar y recordar cómo algunos recuerdos tienen la capacidad de paliar un poco el dolor que causan otros, como esos remedios caseros que -con todo lo que tienen de afecto familiar y cariño maternal- aliviaban nuestras infantiles caídas.