Descripción:
Hasta hace no mucho tiempo, cuando Freud publicó La interpretación de los sueños (1899) –primero de muchos tratados que vendrían a desarrollar la psicología y la neurología como disciplinas científicas–, este fenómeno de la mente había sido objeto de diversas elucubraciones y creencias, posturas filosóficas y místicas, asignándole poderes de adivinación y magia, ascesis y epifanía, catarsis y conocimiento trascendental. La asimilación del sueño podríamos verla, en otras palabras, como el resultado de una construcción histórica y cultural alimentada por diversas manifestaciones –los ritos órficos, el hermetismo o la alquimia– que son el atanor que conduce los impulsos creativos de gran parte de los artistas de nuestro haber literario...