Descripción:
Las ciudades contemporáneas revelan dinámicas de violencia, asaltos y constantes peligros ante los cuales sus sus habitantes están expuestos. Distintos sectores sociales han traducido estas amenazas como la presencia del mal y han recurrido a formas y objetos religiosos para tratar de conjurar el miedo y repeler esa fuerza maligna que acecha. En este trabajo analizamos dos marcadores urbanos-objetos arquitéctonicos que han sido utilizados para contener al maligno en la gran urbe teniendo como referencia a la Ciudad de Méxiico. Estos dos marcadores son los denominados humilladeros y cenotafios. Los primeros son mojones- hitos sacros colocados antiguamente a la entrada- salida de los pueblos que delimitaba el bosque de las casas y distinguía al lobo del hombre. Hoy esos humilladeros siguen vigentes y marcan la frontera entre lo comunitario en distintas colonias, algunos para intentar evitar que la violencia (mal) ingrese a los barrios. En cambio, los cenotafios son marcadores de memoria que denuncian el mal acaecido en alguien que perdió la vida y en su memoria se ha colocado una cruz en la calle o avenida. En ambos casos los dos intentan contener el mal y la maldad de los hombres. Las preguntas planteadas son ¿Cómo los marcadores urbanos religiosos (humilladeros y cenotafios) interpretan la maldad imperante en la ciudad? ¿Su significado provee certezas para conjurar el miedo? La metodología para analizarlos será a partir del uso de las metafóras para contener el mal a partir de la propuesta de Georg Lakoff y del concepto de acto icónico que permite analizar la fuerza e impacto de estos objetos colocados en las calles de la Ciudad de México.