Descripción:
Las políticas actuales en coincidencia con las tendencias formativas pata la comprensión y vinculación al mundo del conocimiento, han alertado a los programas de educación en la necesidad de generar la cultura investigativa como una condición de calidad en los procesos de profesionalización docente.
Teniendo como punto de partida la generación de procesos investigativos en las facultades de educación, se hace necesario centrar la atención en las diferentes maneras de generar un ambiente propicio para la consolidación de la cultura investigativa. Para que esta cultura investigativa se evidencie es importante desarrollarla en las tres funciones sustantivas de la universidad: la docencia, la investigación y la proyección social. Por tal motivo es necesario darle un nuevo sentido al currículo, de forma tal que se entienda como el producto de una elaboración y reflexión colectivas, que se consolide como eje de transformación social, ya que no sólo intenta descubrir e intervenir en el conjunto de interacciones que acontecen en el entorno educativo, sino también potenciar procesos para la construcción de conocimiento que, al ligarse con los procesos investigativos, adquiere un sentido especial, lo que implica aceptar el proceso curricular no como una acción instrumental o como un proceso esquemático y mecánico más cercano a la acción que a la reflexión, sino como un engranaje dinámico y flexible de estrategias que tienden a un proceso intencionado de formación integral del estudiante y que, a su vez, contribuyan a la calificación de la acción educativa.