Resumen:
Desde Aristóteles hasta Heidegger se desliza una voluntad persistente, la cual consiste en separar al ser humano del animal. Una voluntad de cesura, fronteriza, entre lo propio del ser humano y lo no humano animal. La tarea consiste en reconocer los supuestos que operan en esa producción de lo propiamente humano (antropogénesis), medir los efectos que la máquina antropogenética deja caer sober lo animal, revisar su consistencia y, por tanto, inevitablemente, sospechar de su seguridad para hacer intento de elaborar un pensamiento-ética distante y cortante del humanismo antropocéntrico y especista occidental.