La educación se reconoce como una práctica social situada, que puede variar de contexto en contexto y de generación en generación. Por consiguiente, al entender el carácter eminentemente dinámico y reflexivo de esta, son necesarias ciertas reestructuraciones que garanticen la calidad, la pertinencia y el enfoque social desde el acto pedagógico en un entorno definido. Para ello, se trabaja en resignificar el rol del estudiante como protagonista activo en la adquisición de sus propios conocimientos, así como también, el perfil del docente como figura que promueve el aprendizaje autónomo y consciente, visibilizando la neurodiversidad del estudiantado. En mérito de lo expuesto, este artículo de revisión presenta un análisis exhaustivo de la literatura especializada en relación con las aproximaciones teórico- prácticas atinentes a la neurodidáctica y la inclusión dentro de la formación docente, para construir finalmente una reflexión que versa en la vinculación de este nuevo enfoque educativo en los procesos de cualificación magistral en aras de promover una educación responsable, efectiva y en vibración con las necesidades e intereses de cada estudiante.