Las migraciones internas constituyen una de las manifestaciones de la transformación de la economía. Una gran parte de estos flujos debería teóricamente describir los intercambios intersectoriales de mano de obra en el tiempo, a medida que se desarrollan nuevas actividades o que se modernizan las ramas, expresando en el mismo tiempo los intercambios espaciales entre áreas, tradicionalmente divididas en “urbana” y “rural”, que están asociadas respectivamente a las actividades de los sectores secundario y terciario y del sector primario.