Descripción:
Andrade (2003: 62-64), refiere que una guerra silenciosa surgió en torno a la producción y comercio de la canela. Los holandeses habían comenzado a explotar plantaciones en Ceilán hacia fines del s. XVI. Años más tarde, en 1796, los ingleses se adueñaron de las plantaciones y los holandeses trasladaron la producción a Java. En 1860, los ingleses enviaron al botánico Richard Spruce, a indagar sobre la especie de la que los españoles tuvieron noticia y que propició diversas expediciones, en particular, la de Pizarro. Llegó Spruce desde Pará a Canelos y luego hasta Ambato, sin haber obtenido muestras de la especie. Alfred Wallace quien publicó los apuntes de Spruce encontró que “...recogió unas flores llamadas ishpingo en lengua de los indios, ya que nunca supo a qué clase de árbol pertenecían esas flores leñosas y fragantes como el clavo de olor.”