El planeta venus muestra en sus movimientos cíclicos algunos fenómenos fácilmente observables que coinciden, aproximadamente, con los fenómenos estacionales para largos períodos de tiempo. En Mesoamérica tienden a coincidir, de tal manera, los extremos septentrionales y australes de la estrella vespertina con el comienzo y el fin de la época de lluvia. Se encuadran en este patrón de asociaciones los simbolismos cósmico-religiosos, manifestados en un conjunto de deidades mayas, aztecas y tarascas, los alineamientos en la arquitectura sagrada prehispánica, y varios rituales y prácticas en el ciclo agrario de pueblos indígenas recientes. El presente trabajo intenta apoyar y corroborar las hipótesis de Closs, Aveni y Crowley sobre el complejo Venus-maíz-lluvia y el simbolismo del templo 22 de Copán en una perspectiva común mesoamericana, con nuevos argumentos de la arqueología, etnografía y etnohistoria.