After twenty-five years since its inception, the 1992 Barcelona Olympic Games remain a benchmark of urban development policy. This "mega-event strategy" is part and parcel of the achievements observed in the city: the transformation of areas of declining economic activity, the relevance of the public space and the city marketing facilitated by the media reach of the event. This article analyzes the influence of the experience of Barcelona in the elaboration of Olympic bids by the city of Rio de Janeiro. The relationship between the political actors of the two cities runs through the last three decades and allows us to evaluate how best practices are rationalized, how expert knowledge circulate and then to examine the politics of the adaptation process of models in urban policies.
Después de veinticinco años de su realización, los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992 permanecen como referencia de política de desarrollo urbano. Esta "estrategia de megaeventos" se yuxtapone a las realizaciones observadas en esta ciudad: la transformación de áreas de actividad económica en declive, la relevancia del espacio público y el city marketing facilitado por el alcance mediático del evento. Este artículo analiza la influencia de la experiencia de Barcelona en la elaboración de las propuestas de candidatura olímpica para la ciudad de Río de Janeiro. La relación entre los actores políticos de las dos ciudades se extiende a lo largo de las tres últimas décadas y nos permite evaluar de qué forma se da la racionalización de las mejores prácticas, la circulación de saberes y las políticas de adaptación de modelos en políticas urbanas.