Uno de los desafíos cruciales es mejorar la eficiencia y capacidad de respuesta de los gobiernos. El Estado debe ser reestructurado si la región ha de realizar las grandes tareas de la década de 1990: modernizar las economías, consolidar los gobiernos representativos y lograr la equidad social.A menudo se asume que un estado reestructurado debe tener menor envergadura. Para América Latina, este no es necesariamente el caso. De hecho, en muchos países latinoamericanos el estado es tan reducido que no puede garantizar un acceso generalizado a la educación y a la salud. En algunos casos, el estado ni puede garantizar la seguridad de sus ciudadanos o el imperio del derecho.