Descripción:
“A mi tía –dice Ligia Perdomo, una opita de 48 años que trabaja como empleada doméstica en la casa de Magda García, una fervorosa católica 10 años mayor– le hicieron brujería y casi la matan. Se lo cuento porque me consta. Primero, el marido se le fue con otra más joven; luego se quedó sin trabajo y le mataron al hijo, y para rematar, al final se enfermó de una cosa que ni los médicos sabían qué era. La salvó un brujo amigo de la familia que encontró el en- tierro que le habían hecho y le hizo la contra a tiempo”.