Descripción:
Es como en las antiguas ferias medievales que impulsaron la economía del trueque al incipiente sistema capitalista emergente. En la plaza de mercado se cruzan los lenguajes, los colores, las formas en una especie de torre de Babel que aglutina los tiempos y los espacios de los individuos bajo diferentes objetivos. La plaza de mercado a veces tiene un edificio destinado para sus actividades (Salamina, Chinchiná, Neira) y se distribuye en pabellones (carnes frutas, verduras, grano, vestidos, ganado); en otras ocasiones ocupa simplemente un terreno a las afueras o dentro del pueblo (Villamaria, Aranzazu), inicialmente improvisado y luego validado por la tradición de ocuparlo con toldos y casetas plásticas.
La belleza y el interés estético de la plaza de mercado están en lo heteróclito de ella misma, es como un escenario con actores que aparecen de la nada.