Es bien sabido que el comienzo de la década pasada marca un periodo de inmensas transformaciones en la forma de manejo de la fuerza de trabajo en las empresas industriales de nuestro país.  El impacto sobre las relaciones laborales y la política contractual ha sido más apreciable en sectores dinámicos y productivos, en dónde algunos establecimientos con mayor capacidad económica practicaron hasta cierto punto esquemas de vinculación laboral estatales.