El presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, ha jurado que durante los primeros cien días de su mandato estaría diseñado el muro para dividir la frontera con México, pagado ni más ni menos que por los mexicanos. Lo que pareció al principio de su campaña una fanfarronada es ahora una posibilidad real. De acuerdo con sus propuestas, comenzarán las redadas de indocumentados que llenarán las ciudades fronterizas. Además, contra viento y marea, violentando reglas básicas del derecho internacional, prohibirá las remesas de dinero a otros países o les impondrá gravámenes insoportables.