Descripción:
Si hubiera triunfado hasta nuestros días la prohibición de conocer el cuerpo humano? ¿Si todos hubiesen acatado la orden estricta de no investigar, de atenerse a los mandatos religiosos que condenaban las disecciones y la extracción de órganos para su estudio? ¿Y si aquellos valientes profanadores de tumbas no hubiesen arrostrado el peligro de excomuniones y muertes atroces entre las llamas, para sacar los cadáveres apenas habían sido sepultados y llevarlos a sus casas para estudiarlos?