Descripción:
En Chililico, comunidad nahua de la Huasteca hidalguense, durante la celebración del Miljkailhuitl o fiesta dedicada a los muertos, los danzantes cuahuehues prestan su cuerpo a los muertos para que éstos puedan corporizar su existencia.De esta manera, los danzantes se colocan en un estado de liminaridad al prestar su cuerpo-tonacayo, para encarnar a los muertos llevando a los danzantes a yuxtaponer su personalidad con un agente otro, durante los días de celebración.Prestar el cuerpo conlleva, desde la perspectiva nahua, la acción de ofrendar, tlamanalli, lo que conduce a tratar los datos obtenidos con la etnografía desde las categorías antropológicas de reciprocidad, ya que ofrendar se convierte en el acto bajo el que se fundamenta la relación de correspondencia entre vivos y muertos: la experiencia de vivir.Tal relación de correspondencia es celosa, ya que exige que vivos den corporalidad a muertos para que puedan participar del mundo, pero en caso de no hacerlo de manera adecuada, la vida humana y su cuerpo corren el riesgo de no ser devueltas, siendo llevadas junto con los muertos a su mundo.