Descripción:
Durante la llamada era mariana 1830 a mediados del siglo XX la figura de María adquirió un carácter central en el catolicismo a raíz del auge de las llamadas apariciones marianas. En dichas apariciones, la imagen de la Virgen se transformó, de manera que pasó de ser concebida como madre e intercesora a ser vista como corredentora y como la vencedora de Satanás, alcanzando casi el nivel del mismo Jesús, al grado de que es posible hablar de un mesianismo femenino encarnado en María.