Descripción:
Las teorías contemporáneas de la representación política son unánimes en señalar el carácter relacional de la representación. Sin embargo, compresiones relacionales no asumen necesariamente el carácter constitutivamente dual la representación. Se argumenta en este artículo que concepciones relacionales que no asumen tal dualidad presentan déficits normativos para evaluar la representación, y cuando la evalúan incurren en inconsistencias analíticas. Para sustentar el argumento se adopta una estrategia analítica exigente: examinar las transformaciones de la famosa paradoja de Pitkin, mostrando la presencia de tales déficits e inconsistencias en su obra clásica, El concepto de representación, considerada por muchos autores como pionera en la definición, precisamente, del carácter dual de la representación. Sostengo que una comprensión dual de la representación democrática implica asumir que la representación está constituida por una tensión entre dos componentes o polos irreductibles y dotados de agencia representado/representante, lo que la vuelve constitutivamente ambivalente y agónica.