La reciente aparición del libro de Patrick Carroll es muy oportuna como una aportación a la discusión del lugar que ocupa la población de origen mexicano en la sociedad de Estados Unidos. En primer lugar, habría que señalar que el libro se refiere al estado de Texas, un espacio particularmente sensible en las relaciones entre anglos e hispanos. En segundo lugar, el momento que trata el texto —finales de la Segunda Guerra Mundial— es de suma importancia en cuanto a la revaloración de las relaciones al interior de la sociedad estadounidense se refiere. Esto fue debido a la aportación de minorías discrimadas —negros, indígenas e hispanos, especialmente— al esfuerzo bélico que había implicado un alto costo en vidas de sus miembros. De tal manera, a partir del final de la conflagración emergieron con fuerza distintos movimientos que buscaban el reconocimiento de las libertades civiles de estas minorías.