Descripción:
Desde el siglo XIX Brasil fue adaptando sus estrategias de soft power (poder blando) con la meta de afirmar su poderío político y económico en América Latina y en el mundo, en contraposición a otros poderes hegemónicos regionales y mundiales. Sin embargo, sus rivalidades con potencias regionales, como Argentina o Venezuela y, con Estados Unidos, a nivel regional y mundial, nunca llevaron al coloso suramericano a optar por confrontaciones bélicas. Sus estrategias y opciones de política exterior tuvieron siempre en mira la consolidación del país por vía no violenta y a largo plazo. El presente artículo debate la pregunta-problema de si la nación suramericana podrá seguir la línea de poder blando que ha respetado, por siglos, desde su independencia, o será tentada a privilegiar el hard power para lograr, finalmente, ser reconocida como gran potencia en el siglo XXI.